EMMANUEL MARIN ESCUDERO

Regalo para mi hijo

Una mañana fuimos a contemplar el mar;

tu mar redondo y claro, envuelto en un cristal.

Y en él un pececillo que se volvió en tus ojos

un tiburón enorme, de hocico negro y fiero

que afirmaba la vida con su velocidad.

Y luego me llevaste de la mano

a mirar los tesoros que tenías

en diminuta caja de cartón.

Y eran ellos: un grillo con vocación de músico,

una tímida araña que se fingía muerta;

y allá en el fondo un ser tornasolado

entre el azul y el verde, cual ovalado cofre:

un gran escarabajo de fiero cascarón.

Y tendidos nosotros sobre el desnudo suelo,

en el África estábamos.

Y desiertos y selvas,

hondos desfiladeros y ríos turbulentos,

nos llenaban de espanto.

Y en mis ojos tú eras valiente cazador.

Y una tarde de brisa, por entre las estrellas,

volaba un raudo pájaro, cometa de papel.

Con un cordel la guiaba tu mano pequeñita.

Y tu rostro tenía una expresión señera de viejo capitán.

Y te miro y siento que me dejas,

por fuera de ese mundo que animas con tus ojos.

Y una blanda sonrisa y un suspiro recojo,

cuando un ave traviesa por tus sueños se cruza.

Eres dueño absoluto de todo el universo.

El mundo es para ti el más bello desafío;

la vida va entregándote sus mejores tesoros.

Regresa de tu sueño, que soy si estás ausente:

un extraño en el mundo. Perdido sin tus ojos.

Hernando López Yepes (Pereira-Colombia)

PLEGARIA AL NACER UN HIJO

Señor, me has dado un hijo
y te pido la piedad
me le concedas el don
de ser un hombre de paz.

Que nunca forme barreras
para hacer la caridad
y sea legal consigo mismo
y que viva en hermandad.

Y dale a su pensamiento
luz para comprender
y lo lleves por caminos
iluminados de fe.

Que nunca pueda la ira
hasta sus manos llegar
y le acompañe tu amor
para librarlo del mal.

Y que oiga en su conciencia
la voz de su corazón
y líbralo de la avaricia,
infamia, odio y traición.

Concédele la providencia
y que sea hombre cabal.
(Texto enviado por los compañeros de papá el día que nací).